martes, 9 de octubre de 2007

Marizápalos bajó una tarde...



El fragmento recoge la penúltima estrofa de una versión americana de la más famosa canción del XVII español: Marizápalos. El texto completo que cuenta la aventura erótica de la muchacha es éste:

Marizápalos bajó una tarde
al fresco sotillo de Vacia-Madrid,
porque entonces, pisándole ella,
no hubiese más Flandes que ver su país.
Estampando su breve chinela,
que tiene ventaja mayor que chapín,
por bordarle su planta de flores
el raso del campo se hizo tabí.
Marizápalos era muchacha
muy adorada de Pero Martín,
un mozuelo sobrino del cura,
que suele en el baile campar de gentil.
Muchas noches pasó en sus umbrales
diciendo al sereno todo su sentir
y costándole muchos bodigos
tener por amigo un preso mastín.
Al sotillo la verde rapaza
de su amartelado se dejó seguir,
que, llevando su nombre en la boca,
toda su alegría se le volvió anís.
Al volver la cabeza Marica,
fingió de repente el verle venir
y fue tanto su gozo y su risa,
que todo el recato se llevó tras sí.
Recibióle con rostro sereno
y, dándole luego su mano feliz,
agradable en la palma le ofrece
toda la victoria librada en jazmín.
Dijo Pedro, besando la nieve
que ya por su causa miró derretir:
"En tus manos más valen dos blancas
que todo el Ochavo de Valladolid."
A la sombra de un olmo se fueron
a quien mil abrazos le daba una vid,
y a su ejemplo los finos amantes,
más firmes que ellos, se dieron dos mil.
Merendaron los dos en la mesa
que puso la niña de su faldellín
y Perico, mirándole verde,
comió de la salsa de su perejil.
Pretendiendo de su garabato
hurtar las pechugas con salto sutil,
respondió Marizápalos ¡zape!
llevando sus voces cariños de ¡miz!
Un arroyo que estaba vecino
mirando la lucha de tan dulce lid,
entre dientes de sus guijas blancas
corrido de verlos se puso a reír.
Mas oyendo ruïdo en las hojas
de las herraduras de cierto rocín,
el Adonis se puso en huída,
temiendo los dientes de algún jabalí.

Era el cura que al Soto venía
y, si poco antes aportara allí,
como sabe gramática el cura,
pudiera cogerlos en el mal latín.

La belleza de la melodía, que recuerda a la folía, hizo qe las versiones (con y sin glosas, vocales e instrumentales) abundaran en España y América hasta bien entrado el siglo XVIII. Véase/escúchese un ejemplo interesante de Joan Cererols, que utiliza el tema para un villancico religioso, Serafín que con dulce armonía:


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Curiosa evolución desde la casquivana al serafín...

Luis FIGUEROA dijo...

Mucha gracias, esta canción me gusta mchísimo y que dicha haber encontrado la letra. Saludos

Miranda El GRAPO dijo...

La verdad es q hay muxas versiones y uno a veces se pierde... :(